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En el siglo XIX, mucho pueblos europeos defendieron su independencia, esto hizo que los compositores dirigieran su mirada hacia el folclore.

 

A mediados del siglo XIX, otros países irrumpiran con fuerza en el panorama musical reclamando protagonismo.

 

El nacionalismo musical fue, por tanto, un fenómeno importante en países marginados de las grandes corrientes musicales. Estos países utilizaron su tradición como fuente de inspiración. Existen muchas obras de inspiración nacionalista. Las más importantes son:

 

  • La canción. Fue un género muy cultivado porque permitía la incorporación de elementos de tradición oral.

  • La ópera. Este género posibilitó también la utilización de la lengua propia en lugar del idioma empleado habitualmente. Además, los temas de las óperas suelen tomarse de las tradiciones, leyendas y mitos propios de cada lugar.

  • El poema sinfónico. Son obras instrumentales que intentan describir un paisaje, una leyenda o una obra literaria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La música en el Nacionalismo

El Nacionalismo musical en España

 

El padre del nacionalismo musical en España fue Felipe Pedrell, que se dedicó a estudiar e investigar nuestra música tradicional. Con él se inicia la escuela nacionalista, en la que destacan otros compositores:

 

 

  • Isaac Albéniz. Fue un niño prodigio. La Suite Iberia se considera su mejor obra.

  • Enrique Granados. Se trasladó a París y allí cosechó sus mayores triunfos. Sus obras más conocidas son Danzas españolas y Goyescas, ambas para piano.

  • Manuel de Falla. Fue el músico español más relevante de su época. Tuvo amistad con Debussy, Stravinski y otros grandes compositores. Sus obras más importantes son sus ballets El amor brujo y El sombrero de tres picos.

Manuel de Falla

Isaac Albéniz

Enrique Granados

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